Leyenda de la piedra China

 Leyenda de la piedra China

Con base a la historia oral e investigaciones bibliográficas, Colotlán en su fase española fue fundada el 21 de agosto de 1591, sus primeros barrios fueron: El Barrio de Tlaxcala que actualmente es el centro de la población; en este vivían los españoles y los tlaxcaltecas. Estos últimos los trajeron los españoles para fundar y pacificar la comarca. El Barrio de Soyatitlán, al poniente del poblado, actualmente conserva su nombre, en el vivían los indígenas propios de Colotlán; y por último el Barrio de Tochopa, ubicado al noroeste y que hasta los años 80 del Siglo XX fue refundado lográndose en poco tiempo una gran expansión, en el vivían indígenas avecindados.

















Con el pasar de los años el pueblo creció, surgiendo nuevos barrios como el de la Piedra China, ubicado al sureste del pueblo es de los más famosos y dinámicos. Debe su nombre a una enorme piedra entre las calles Nicolás Bravo y Josefa Ortiz. Según versiones de los vecinos, dicha piedra mide casi dos metros de longitud, aunque permanece enterrada más de la mitad. Se dice por igual, que junto a ella se aparecen una mujer y un perro, por lo que ha sido desenterrada varias veces, creyendo que hay dinero enterrado. Lo que sí es cierto, es que cuando el Ayuntamiento adoquinó las calles la quiso desaparecer, generándose un tumulto de vecinos que hasta las obras paralizaron para evitar su movimiento, es el emblema del barrio y hasta una leyenda se ha creado donde se manifiesta algo del espíritu colotlense:




“Se cuenta que hace mucho tiempo, vivió por el rumbo de la Piedra China una mujer, se describía como hermosa, bien proporcionada, de mirada y sonrisa cautivante. Sumado a lo anterior, la caracterizaba su alegría y gusto por los bailes. Su casa se ubicaba al otro lado del río en donde tenía un criadero de marranos. Dicha mujer tenía dos hijos pequeños, a quienes con frecuencia dejaba solos para asistir a todo tipo de fiestas y bailes.

En una ocasión que salió para asistir a uno de esos eventos, la sorprendió una fuerte tormenta, que impidió regresar a su casa aquella noche. A medida que avanzaba la noche, comenzó a preocuparse por la suerte de sus hijos, pero nada pudo hacer, el río había crecido tanto que era imposible cruzarlo. Hubo de esperar hasta el día siguiente. Se cuenta que la mujer deambulaba de un lado a otro con el rostro ensombrecido por la angustia de no saber de sus hijos. Cuando al fin pudo cruzar, llegó buscando desesperadamente a sus pequeños, ya no estaban, habían sido tragados por los cerdos.

Se dice que al contemplar aquella escena enloqueció. Después desapareció, se le llegó a ver como sombra, casi como un fantasma vagando por el rumbo en busca de sus hijos. También se dice haberla escuchado gemir lastimosamente, siempre balbuceando el nombre de sus pequeños”. La versión popular establece que el castigo a esta mujer fue que quedó convertida en piedra, la que hoy conocemos como la Piedra China y que permanece enterrada desde hace muchos años en el barrio que lleva su nombre.








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